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lunes, julio 23

Sueños en el Destino Capitulo 4


-¡Voy!- Era la voz de Yanne desde el otro lado de la puerta.
-Recuerda lo que tienes que hacer.- Lucas me susurraba al oído, repasando otra vez el plan.
-Claro… pedir perdón y huir- Se que ese no era el original pero entre mas se acercaba el momento, me agradaba mas.
-No, lo que tienes que hacer es pedírselo sinceramente cuando estén solos y esperar que no te aviente nada…- Lo interrumpí ahora más que nada me quería ir de ahí.
-¡QUE!-grite, -Yo me largo de…- en ese momento se abrió la puerta, y ahí estaba Yanne parada, llevaba unos zapatos de tacón azul, un pantalón rojo entubado, una blusa blanca con rayas negras y un suéter negro delgadito, estaba muy linda con su cabello medio recogido y, en los brazos traía un gato, era un cachorro, de color miel, muy lindo por cierto, en el cuello traía un cascabel atado con un listón rojo. “Dios en verdad se compro uno” pensé en el momento.


-Pasen.- Dijo Yanne algo distante, después dejo al gato en el suelo y se fue a la cocina.
-No te preocupes, es de su vecina de arriba se lo está cuidando esta semana.- Dijo Lina mientras se levantaba del sofá al ver la cara que tenia.
Lucas me dio un codazo para que fuera a la cocina a hablar con ella.

Me dirigí para haya, al llegar la vi, estaba sentada con una copa en la mano, voltio a verme y luego bajo la mirada al suelo.
Me senté enfrente de ella, volvió a voltearme a ver, sus ojos llenos de lagrimas, se levanto, dejo su bebida en la barra y se dirigió a la sala.
-¡Perdón!- le grite antes de que saliera de la cocina, se quedo parada a unos cuantos pasos de la puerta, pero no se dio la vuelta, seguía dándome la espalda, seguí. –Se que a veces digo cosas sin pensarlas y lastimo a las personas que más quiero, digo tonterías, y también trato de imaginar un futuro horrible cuando nadie sabe qué es lo que nos espera, aun que pueda que tenga razón eso no lo sabemos, el punto es que fui un tonto y debí callarme, lo siento.
Se dio la vuelta, camino hacia mí y me abrazo, olía a vainilla. Entonces me dijo entre sollozos “acepto tus disculpas, viniendo de ti, es una muy linda”.

No es que nunca me disculpara, es solo que me cuesta trabajo aceptar que no siempre tengo la razón, sobre todo cuando se trata de un asunto como este, no sé, pero es importante para mí, todo esto del matrimonio, la familia, tal vez porque mis padres siempre estuvieron juntos hasta que mi madre murió hace un par de años, y yo quisiera llegar a tener lo que ellos tenían. “Hasta que la muerte los separe” como dicen en la ceremonia. Pienso que ella tiene una idea totalmente diferente, ya que sus padres se separaron cuando ella tenía cuatro años y siempre las que la cuidaron fueron sus nanas porque sus padres todo el tiempo estaban de viaje, claro que cada uno por su cuenta. Es hija única, y la persona más cercana a ella es Lina, son amigas desde que tenían seis años, se conocieron en el primer año de primaria y desde entonces son inseparables, claro que han tenido sus problemas pero al final lo solucionan, ya que solo se tienen la una a la otra. Rosalina  tiene a sus dos padres juntos pero no se llevan muy bien, todo el tiempo están en desacuerdo, ellos adoran a Yannel y les encantaría que ella y Jack, el hermano mayor de Rosalina, llegaran a ser algo más que amigos, pero ni siquiera son buenos amigos, todo el tiempo están en desacuerdo, casi como ella y yo, solo que menos. 

Realmente se hablan muy poco, a el no le agrada Yannel y menos su forma de ser, dice que porque es hipócrita cada vez que va a su casa. Pero lo que él no sabe, ya que no la conoce bien, es que cuando esta con la familia de Rosalina, se siente como si fuera parte de una. Recuerdo la primera vez que Lucas y yo fuimos a su casa. Yannel se comportaba distinto, era más amable y todo el tiempo estaba sonriendo. Se reía de las bromas que le hacían, si yo le hiciera una, casi me golpearía, no le gustan mucho. Pero sobretodo lo que me sorprendió fue que, sus ojos tenían un brillo distinto, se sentía segura, como si estuviera en casa. Por eso le insisto mucho, en lo del matrimonio creo que es importante para ella, solo que no quiere que le pase lo mismo que a sus padres, nunca lo admitirá, pero yo seguiré hasta hacerla entrar en razón, y acepte lo que quiere realmente.

Yo sé que es así. Como cuando me acompaño a la boda de mi hermana:

Estábamos en sexto semestre de preparatoria y mi hermana Madison se iba a casar, ella me dijo que invitara a una amiga mía, insinuando que invitara a Yannel, y eso hice.
Aquel día fui a recogerla a la casa de su madre, cuando salió, estaba muy hermosa, llevaba un vestido corto, verde claro, con unos zapatos abiertos, dorados de tacón, era la primera vez que la veía con un vestido y sin mallas. Me sonrió mientras bajaba las escaleras y al llegar conmigo, me dijo con una gran sonrisa en el rostro “no te acostumbres” lo que hizo que me riera. Durante la ceremonia estuvo muy atenta a todo y siempre sonriendo, su mirada brillaba, como si supiera que algún día será ella la que este ahí. Y lo confirme a la hora de que cuando hicieron sus votos, me agarro de la mano y no me soltó hasta que concluyo. En la fiesta, nos divertimos mucho, estuvimos bailando, excepto en las canciones lentas... Me acuerdo que solo bailamos una, estábamos bailando una típica canción, cuando de repente empezó una tranquila, por un instante nos quedamos completamente parados, pero extendí la mano, ella sonrió lo que hizo que yo también lo hiciera. Empezamos a bailar, fue algo raro, no sabía que decir, y normalmente siempre lo sé, pero aquella vez, solo nos quedamos en silencio, al terminar la canción, ella se aparto y dijo sin voltearme a ver, que no tardaba, que ahorita venia. Cuando regreso, otra vez sonaban las canciones rápidas. Cuando la deje en su casa, me dijo: “me divertí mucho, gracias” sus ojos tenían aquel brillo que en mi vida no lo he vuelto a ver.

Mientras regresábamos a la sala le dije:
-Entonces, ¿puedo volverte a decir Yanne? O ¿mejor Yannel?- le pregunte con una sonrisa que sabía que era irresistible incluso para ella.
-¡Tonto! Puedes decirme como quieras.- dijo con una sonrisa.
-Bien, entonces vámonos- les dije a todos.
Se levantaron del sofá y nos dirigimos a la salida.

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