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jueves, enero 31

Capitulo 7 Sueños en el Destino.

 Nota: hubo un pequeño problema en la edición por lo que el tipo de letra se a cambiado. 

atte:  In-Cognitas
Capitulo 7
Después de mi absurda pelea con Lucas, Yannel quiso irse en taxi, mas no entiendo, ya que en su casa está el coche de Sebas, lo bueno es que Lucas decidió irse con ella, cosa que me tranquiliza un poco, desde anoche que hablamos esta rara. Pues entonces me dirigí a su casa, tanto para que él recogiera su carro y necesitaba hablar con ella

-Bien. Entonces ¿que tiene?- le pregunte a Sebas, claro que yo sabía que tenía, pero quería ver si el cabeza de chorlito tenía idea de lo que ha estado causando todos estos años.

-¿Quién?- me dijo, mientras apartaba la mirada de la ventana del auto. Desde que nos subimos al vehículo, hasta ahorita, que son como hace como quince minutos, es la primera vez que me voltea a ver – ¿Lucas?-

-¡no imbécil! Yannel.- me estaba desesperando, ¿Por qué no ve las cosas claras? Cada uno de nosotros percibe todo desde atrás de su propio velo, y no deja pensar con claridad. Pero por eso estamos los amigos ¿no? Para ayudarnos mutuamente.

-¡¿y yo que se?! No me quiso decir nada, solo estaba parada ahí, viendo por la ventana, le pregunte que si le ocurría algo y lo único que dijo fue “ya no puedo” ni idea a que se refería, ni me importa.- bajo la mirada y al igual que hacia siempre que estaba ansioso empezó a jugar con sus manos.
Pare el coche y lo volteé a ver, estaba inclinado hacia el tablero, mirándose las manos y raspándose las uñas, le daba la luz del atardecer, lo que hacía que su cabello lacio se viera más negro, sin embargo en la nuca se le erizaba por causa del sudor, su piel también se notaba un poco más obscura, observe como sus finos labios formaban una mueca, recuerdo aquella vez que lo bese.

Estábamos en quinto semestre de preparatoria, y Yannel ya me tenia harta con sus suposiciones de que me gustaba y yo a él, a tal punto que me lo creí. Ese día se había peleado con ella, para variar, y como cada vez que sucedía, se iba a esconder un rato en la azotea. Lo fui a buscar, cuando lo vi sentado jugando con sus dedos y raspándose las uñas, supe que estaba triste, no arrepentido de lo que le dijo aquella vez a Yannel, solo frustrado por decirlo.
Me acerque y me senté a su lado, “¿acaso le hago daño? ¿Soy un monstruo?” me pregunto mirándome a la cara,  sus ojos tenían esa mirada tan vulnerable, que solo la veo de vez en cuando “no lo eres” le afirme y me acerque a él, esperando una reacción de su parte ya fuera buena o mala. Pero no reaccionaba así que me aproxime un poco más, hasta que roce mis labios contra los suyos. Me respondió, fue algo raro y  breve. Nos separamos al cabo de un instante “lo siento” me disculpe “no sé porque lo hice” el solo negaba con la cabeza, se levanto y antes de salir  dijo “no importa. Olvidémoslo ¿sí? Sé que los comentarios de Yannel te confundieron, pero sabes que eres como mi hermana y yo soy el tuyo. Si, se todo lo que te dice ella, también me lo menciona a mí. Si tan solo pudiéramos…” dejo la frase en el aire y se marcho. Jamás he hablado de eso con nadie, ni con él.

-Amm ¿Lina? ¿Que tanto me miras?- me pregunto. Se veía cansado, de seguro anoche se fue algún bar, después de su pelea con Yannel. Qué lindo ¿no? Los cuatro amigos que se la viven peleándose unos con otros.

-¿Que no ves el daño que le haces? Y le has estado haciendo desde que son amigos. ¡Mírate! Es evidente que tomaste hasta las altas horas de la madrugada, no digas que no, sabes que es verdad, siempre es lo mismo, discuten, luego tú te vas a algún bar mientras Lucas y yo recogemos los pedazos que volviste a romper. Le haces mal a ella y a ti mismo. Sabes que es lo peor… que lo haces adrede.- sentía un nudo en la garganta, solo quería saber por qué la trata tan mal si la quiere como su hermana.

-Solo quiero protegerla- trataba de sonar convencido, pero había algo que no estaba del  todo bien.

-¿protegerla? ¡¡¡¡De que!!!! Si tú eres el único que la hiere. – ahora si me estaba enojando.

-Piensa de una manera errónea…- lo interrumpí, es tan testarudo, incluso una mosca es menos terca que el.
-tiene ideales diferentes, pero tu como su amigo debes apoyarla no cambiarla, sabes cuales son los motivos para que piense así, ella respeta tus decisiones y siempre te ha apoyado, recuerda un poco, todo lo que has hecho, ella siempre ha estado ahí a tu lado. Si no quiere casarse, pues que no se case, sola jamás estará y lo sabes.

-no lo sé.- voltio la mirada a la ventana.

-¡si lo sabes! Solo apóyala, si en verdad la quieres, apóyala.

-no sé cómo hacerlo, pero lo intentare, te lo prometo.

-bien, me alegra, será mejor que no hables con ella hasta mañana

-está bien.

-y cuando llegues a casa sumérgete por lo menos dos horas en el agua, pareces vagabundo

-oh no es para tanto

-parece que vienes de suciavilla.

-¿por qué crees que me eligieron acalde?

-¡jajajajaja tarado!  Pero enserio. – por fin respiraba tranquila, arranque el carro y nos dirigimos a casa de Yannel, pero Sebas no iba a subir, hoy no.



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